«Los Ángeles se encuentran presentes durante la agonía de la persona. Si se trata de una persona virtuosa, ellos dicen: ‘Venid (a nosotros) ¡Oh, alma buena que estabas en un cuerpo bueno! Ven digna de
admiración, y recibe las albricias de descanso y provisión, y sabe que tu Señor está complacido de ti.’
Éstos continúan diciendo esto hasta que el alma sale y entonces la elevan hacia el cielo. (Los Ángeles) piden que les sea abierta la puerta y entonces es preguntado: ¿Quién es éste? Ellos responden: ‘Es tal y tal.’ Entonces es dicho: ‘Bienvenida sea la buena alma que estaba en un buen cuerpo. Entra digna de admiración, y recibe las albricias de descanso y provisión, y sabe que tu Señor está complacido de ti.’ Ellos continúan diciendo esto hasta que llegan al cielo en el que se encuentra Allâh, alabado y exaltado sea.
Pero si se trata de una mala persona, ellos dicen: ‘Venid ¡Oh, alma perversa que estabas en un maligno cuerpo! Ven digna de culpa y recibe las nuevas de un fluido herviente y pus, y de otros tormentos similares, todos juntos.’ Ellos continúan diciendo esto hasta que ésta viene. La suben al cielo y piden que le sea abierta la puerta, entonces les es preguntado: ¿Quién es éste? Ellos responden: ‘Es tal y tal.’ Entonces es dicho: ‘No es bienvenida el alma perversa que estaba en un cuerpo perverso. ¡Regresa! ¡Digna de culpa!’ Las puertas no le son abiertas y es devuelta a la tierra, a su tumba…”