De Amr ibn Salama que dijo:
‘Estábamos a las puertas de ‘Abd-Allah ibn Mas’ud antes de la oración de la madrugada.
Cuando salió, caminamos con él a la mezquita. Abu Musa al-Ash’ari se acercó a nosotros y dijo: “¿Ya salió a vuestro encuentro Abu Abd al Rahmán?”. Le respondimos: “No”. Se sentó con nosotros hasta que salió [Abu Abd al Rahmán]. Cuando salió, todos nos pusimos de pie y lo saludamos, y Abu Musa le dijo: “Oh Abu Abd al Rahmán, vi hoy en la mezquita algo que nunca había visto antes, pero parece algo bueno, alhamdu Lillah”.
Dijo él: “¿Qué es lo que viste?”. Dijo: “si vives, lo verás. Vi personas en la mezquita sentadas en círculos esperando la oración. En cada círculo había un hombre, y tenían piedras en sus manos.
El hombre decía: ‘Digan Allahu akbar cien veces’, y ellos decían Allahu akbar cien veces; luego él decía: ‘Digan La ilaha ill-Allah cien veces’, y ellos decían La ilaha ill-Allah cien veces; luego él decía: ‘Digan Subhan Allah cien veces’, y ellos decían Subhan Allah cien veces’.
Me preguntó: ‘¿Qué les dijiste?’. Él respondió: ‘No les dije nada; esperaba ver cuál era tu opinión y qué me dirías que hiciese’.
Él dijo: ‘¿Por qué no les dijiste que contasen sus malas acciones y así garantizar que no desperdicien sus buenas acciones?’. Luego se fue, y partimos con él, hasta que llegó a uno de esos círculos. Se paró junto a ellos y dijo: ‘¿Qué es esto que están haciendo?’.
Ellos dijeron: ‘Oh Abu Abd al Rahmán, estas son piedras que usamos para contar nuestros takbir (decir Allahu Akbar), tahlil (decir La ilaha illa Allah) y tasbih (decir Subhanallah)’.
Él les dijo: ‘Cuenten sus malas acciones y les garantizo que no desperdiciarán ninguna de sus buenas acciones. ¡Qué vergüenza, Oh seguidores de Muhámmad, con qué rapidez se están autodestruyendo!
Los Compañeros de su Profeta siguen vivos, su ropa aún no ha sido usada y sus vasijas aún no se han roto. Por Aquel en Cuya mano está mi alma, o ustedes están siguiendo un camino que es más correcto que el de Muhámmad o han abierto la puerta de la perdición!’.
Ellos dijeron: ‘Por Allah, Oh Abu Abd al Rahmán, solo queríamos hacer una buena obra’. Él dijo: ‘¡Cuántos han querido hacer una buena obra y no lo han logrado!
El Mensajero de Allah ﷺ nos dijo que la gente recita el Corán y no pasa de sus gargantas. Por Allah, no lo sé, a lo mejor la mayoría de ellos son como ustedes’.
Luego se alejó de ellos y partió.
Amr ibn Salama dijo: ‘Vi a la mayoría de los miembros de esos círculos peleando junto a los Jariyitas el día de Nahrawán (contra los discípulos)’”.
Al Albáni clasificó este hadiz como aceptado.
عن عمرو بن سلَمة قال:
كنا نجلس على باب عبدالله بن مسعود قبل صلاة الغداة، فإذا خرج مشينا معه إلى المسجد. فجاءنا أبو موسى الأشعري فقال: أخرج إليكم أبو عبدالرحمن بعد؟
قلنا: لا، فجلس معنا حتى خرج، فلما خرج قمنا إليه جميعا. فقال له أبو موسى: يا أبا عبدالرحمن، إني رأيت في المسجد آنفا أمرا أنكرته، ولم أر – والحمد لله – إلا خيرا.
قال ابن مسعود: فما هو؟ فقال أبو موسى: إن عشت فستراه.
قال أبو موسى: رأيت في المسجد قوما حلقا جلوسا ينتظرون الصلاة، في كل حلقة رجل، وفي أيديهم حصى، فيقول: كبروا مائة، فيكبرون مائة، فيقول: هللوا مائة، فيهللون مائة، ويقول: سبحوا مائة، فيسبحون مائة.
قال ابن مسعود: فماذا قلت لهم؟ قال أبو موسى: ما قلت لهم شيئا انتظار رأيك أو انتظار أمرك. قال ابن مسعود: أفلا أمرتهم أن يعدوا سيئاتهم، وضمنت لهم ألا يضيع من حسناتهم.
ثم مضى ومضينا معه، حتى أتى حلقة من تلك الحلق، فوقف عليهم فقال: ما هذا الذي أراكم تصنعون؟ قالوا: يا أبا عبدالرحمن، حصى نعد به التكبير والتهليل والتسبيح.
قال: فعدوا سيئاتكم، فأنا ضامن ألا يضيع من حسناتكم شيء، ويحكم يا أمة محمد! ما أسرع هلكتكم! هؤلاء صحابة نبيكم – صلى الله عليه وسلم – متوافرون، وهذه ثيابه لم تبل، وآنيته لم تكسر، والذي نفسي بيده إنكم لعلى ملة هي أهدى من ملة محمد، أو مفتتحو باب ضلالة.
قالوا: والله يا أبا عبدالرحمن، ما أردنا إلا الخير. قال: وكم من مريد للخير لن يصيبه،
إن رسول الله – صلى الله عليه وسلم – حدثنا أن قوما يقرؤون القرآن لا يجاوز تراقيهم، وايم الله ما أدري لعل أكثرهم منكم، ثم تولى عنهم.
فقال عمرو بن سلمة: رأينا عامة أولئك الخلق يطاعنوننا يوم النهروان مع الخوارج!
حسنه الألبانى.