De Al-Sáeb bin Yazíd dijo, a sus noventa y cuatro años, aún fuerte y firme:
‘Yo sé que estoy aún gozando de mi vista y mi oído por la plegaria del Mensajero de Dios ﷺ.
Mi tía me llevó a él y le dijo: ‘¡Mensajero de Dios ﷺ! Este es el hijo de mi hermana que está enfermo. Ruega, pues a Dios, por él’. Y él rogó por mí’.
عن الجعيد بن عبد الرحمن: رأيت السائب بن يزيد ابن أربع وتسعين جلدا معتدلا فقال:
قد علمت ما متعت به سمعي وبصري إلا بدعاء رسول الله- صلى الله عليه وسلم- إن خالتي ذهبت بي إليه
فقالت: يا رسول الله، إن ابن أختي شاك فادع الله. قال: فدعا لي.